21 ene 2009

Partidos, como ganaderías

Comprenderán más adelante los lectores de esta columna la comparación incluida en este título, pero no he hallado otro símil más ameno, en especial después del estrepitoso fracaso de la novillada de Teófilo Gómez en la Plaza México el domingo pasado. Mientras los marrajos se iban tirados por las mulas, los miles de aficionados de ocasión (lo son cuando torean Ponce, Tomás o El Juli; los demás días ni saben dónde queda el coso) soltaban una rechifla monumental.

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