20 jul 2008

PRD: topa con la izquierda

PRD: topa con la izquierda

Ricardo Alemán

6-agosto-07

Se enfrascará en discusiones sobre su futuro como la fuerza que dice representar

Algunos urgen a correrse al centro, identificado con la socialdemocracia

En los próximos 10 días, el Partido de la Revolución Democrática estará enfrascado en “sesudas” discusiones sobre su futuro como la fuerza política que dice representar a la izquierda mexicana, cuando arranque su décimo Congreso Nacional, que se llevará a cabo en medio de fuertes divisiones e incluso amenazas de rompimiento.

Se trata del primer ejercicio crítico —y muy pocos creen que autocrítico— que realizará la segunda fuerza electoral del país, luego de los comicios federales de 2006 y de la dolorosa derrota que sufrió el partido que ya se veía en el poder presidencial al cumplir sus primeros 17 años de vida. Pero una vez pasada la turbulencia electoral y calmadas las aguas que desdibujaron el espíritu fundacional del partido amarillo, de nueva cuenta veremos las feroces peleas entre las diversas corrientes y tribus que disputan el poder.

Y a muchos llama la atención que entre las definiciones, reacomodos y cambios estatutarios, algunos sectores propongan la discusión sobre el carácter ideológico del PRD y su identidad como partido de izquierda, sobre todo luego del escandaloso extravío doctrinario que en 18 años lo ha convertido, más que en un partido de izquierda, en una mala copia del PRI, si no es que su cuarta etapa.

A partir de su práctica política de profundas raíces priístas, de la colonización clientelar y caudillista, de su resistencia a la democracia interna, a la autocrítica y la transparencia, y de una difusa línea programática, nadie que hable en serio puede asegurar que el PRD en su conjunto es un partido de izquierda —más allá del enunciado que contienen sus estatutos—, sin que esto pretenda negar que, en efecto, existen corrientes dentro del PRD que sin mayor problema se identifican claramente con la izquierda.

Más aún, no pocos de los grupos que intramuros luchan por el control del partido amarillo impulsan una propuesta para redefinir la geometría del PRD y aventuran la urgencia de un corrimiento al centro, identificado con la socialdemocracia, por ejemplo, en tanto que otros sectores, sobre todo los que vienen del PRI, se aferran a la identidad de izquierda, ya que el bautizo en las aguas de ese caudaloso río significa lavar todos los pecados del pasado. Para una buena parte de los trapecistas de la política mexicana, el parecer de izquierda —más que ser—, es una suerte de salvoconducto a la impunidad política, borra todo lo negro de su pasado.

¿Por qué algunos se sorprenden de que el PRD pueda perder su identidad como partido de izquierda? ¿Ya olvidaron que en 1989 nació como un partido político heredero de las causas de la Revolución Mexicana e impulsor de una nueva cultura democrática? El PRD no nació como un partido de izquierda, porque a pesar de que lo nutrieron fuerzas y movimientos identificados con la izquierda, una de las condiciones de sus fundadores fue, precisamente, no identificarse con ésta.

En realidad, la identidad de izquierda la adoptó el PRD en su cuarto Congreso Nacional —marzo de 1998— a propuesta de Porfirio Muñoz Ledo y contra la opinión de Andrés Manuel López Obrador, de Cuauhtémoc Cárdenas y de muchas otras corrientes que entonces veían como “un lastre” esa identidad. Al final de cuentas fue adoptada como una estrategia para diferenciar al PRD del PRI en la contienda presidencial de julio de 2000, que muchos creían sería la oportunidad para alcanzar el poder.

En esos días de marzo de 1998 (ver el Itinerario Político del 26 de marzo de 1998) ni los documentos base para el cuarto Congreso del PRD ni las declaraciones del entonces presidente del partido y menos las del todavía líder moral hacían referencia a la identificación del PRD como partido de izquierda. Más aún, en una entrevista que Andrés Manuel López Obrador ofreció al periodista Ricardo Rocha el jueves 19 de marzo de ese año, para hablar sobre el Congreso, se le insistió si el partido amarillo sería de izquierda. La respuesta fue contundente.

López Obrador rechazó la identidad del PRD con la izquierda, dijo que no se colocaría en la geometría política, si acaso se identifica con el centro, pero fue más allá: “El PRD es una fuerza política heredera de las causas de la Revolución Mexicana, de Madero y de las importantes movilizaciones sociales revolucionarias”. El propio López Obrador había operado años antes, en el tercer Congreso del PRD —agosto de 1995—, para dejar fuera y de última hora una propuesta de reformas estatutarias que proponía identificar al PRD como partido de izquierda.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué si desde el nacimiento del PRD, en 1989, y hasta 1998 la dirigencia se negó a identificarse con la izquierda, repentinamente en el cuarto Congreso se dio el cambio, casi en secreto? Resulta que con miras al cuarto Congreso, Porfirio Muñoz Ledo preparó un ensayo sobre el papel de la izquierda mexicana, resumida en una ponencia que llamó “La definición de la izquierda mexicana”, en la que asegura que a pesar de que los profetas pregonan el fin de las ideologías, las ideologías sí existen, sobre todo la de izquierda.

Según la definición de Muñoz Ledo —que fue elaborada, presentada y defendida por él mismo en las mesas de trabajo y en la plenaria—, en México y en el mundo el PRD era visto como el partido de la izquierda, y frente al proceso electoral federal de 2000, “el PRD no puede disfrazarse con la piel del adversario; no puede ser un partido camaleónico”. Se identificó al PRD como de izquierda no por un asunto de principios, sino como estrategia electoral. ¿De qué se asustan si hoy deja de ser de izquierda?

Publicado en el Universal

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