Radiografía política del PRD
René Avilés Fabila
10-Ago-2008
Por ahora responsabilizan del fracaso electoral a personajes como Arturo Núñez, quien cambió de saco (el habitual y aburrido paso del PRI al PRD, con la esperanza de seguir su carrera, como tantos otros, empezando por AMLO, Camacho y Ebrard). Pagará los platos rotos y hasta allí llegará su carrera, como fue el caso de Socorro Díaz, González Pedrero y algunos más, que han ido a morir sin dignidad a ese organismo, a los pies de un tiranuelo poco ilustrado, voluntarioso, un caudillo que va de mal en peor y por cuya causa el partido se desmorona.
Pero no sólo ha sido el proceso electoral interno lo que ha causado una impresión negativa en los ciudadanos, también los frecuentes asaltos a las cámaras legislativas, los inútiles plantones en las avenidas principales de la capital, sus constantes bajezas, sus insultos a las instituciones que antes decían apreciar. Luego, vino el escándalo del News Divine que sirvió para mostrar la incapacidad del que fuera jefe de policía en el DF y ahora es jefe del Gobierno capitalino: Ebrard. No se apagaban las voces de heridos y familiares de los muchachos muertos, cuando comenzó el error de la consulta petrolera. Esperaban millones de votantes, confiaban en los 15 millones de sufragios que AMLO tuvo en la campaña presidencial. Pero no, apenas lograron atraer unos 800 mil ciudadanos, a pesar de que movieron toda la estructura burocrática del DF. Como suele ocurrir con los demagogos, tanto Ebrard, como AMLO y Camacho, vieron en ello un aplastante triunfo para su causa. El primero tuvo la osadía de entregar cifras manipuladas a los legisladores sin percatarse de que llevaba las manos vacías, que el PRI y el PAN habían ignorado su consulta y que se aprestan a tomar una decisión conjunta que obligará a los perredistas a exhibirse de nueva cuenta al tomar otra vez las calles e insultar a Calderón.
Mientras la consulta petrolera ocurría y Ebrard y el PRD mantenían hasta a los agentes policiacos trabajando para conseguir votos en contra de la “privatización” de Pemex, la inseguridad hacía estragos en el DF. Policías metidos a criminales secuestraban y mataban brutalmente a un adolescente y a su chofer. El asunto ha conmovido al país y hasta el Presidente de la República ha hecho severos cuestionamientos a las autoridades capitalinas. Marcelo, fiel a su costumbre, respondió agresivo y sin argumentos: a nadie convenció de sus razones. La sociedad mexicana está indignada.
Lo anterior indica que el PRD podría bajar más en las preferencias políticas del país, incluido el DF, y ello le deja el campo abierto a los partidos enemigos suyos para que consoliden sus oportunidades rumbo a 2012. Falta lo peor: ¿quién será el candidato presidencial por el PRD?, ¿Ebrard o López Obrador? Pronto veremos un “choque de trenes” desvencijados. La pregunta es quién ganará: ¿el primero podrá cometer el típico parricidio, semejante al que Andrés Manuel llevó a cabo con Cuauhtémoc Cárdenas, o AMLO le asestará a Marcelo la puñalada inicial para buscar un eficaz filicidio? No sabemos con precisión. Pero es evidente que el discípulo ha crecido y quiere probar fortuna, pues el otro ya tuvo su oportunidad y fue derrotado por sí mismo. Como ambos suponen ser caudillos gloriosos, creen que vencerán al otro, sin darse cuenta de que ya están derrotados y que la historia les hará un juicio menos complaciente que el de los perredistas, tan faltos de espíritu autocrítico. Ello es una pena, porque el país tiene vocación multipartidista y requiere un contrapeso que sea realmente de izquierda, no el simulacro que nos presentan sus actuales dirigentes.
Publicado en Excélsior
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