5 dic 2008

Bestialidad penal

Bestialidad penal

Viernes, 5 Diciembre, 2008

La pena de muerte, como consigna política, ha sido apoyada estruendosamente por el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira. Este político priista hace lo mismo que el llamado Partido Verde Ecologista: manipular el deseo de venganza contra los secuestradores homicidas.

Moreira ha dicho que el problema es la forma de matarlos: si con fusilamiento o algo más light como la inyección letal. Ha dicho también que la llamada readaptación social funciona para todos excepto para los secuestradores. El PVEM dice en anuncios callejeros: “Porque nos interesa tu vida, pena de muerte para asesinos y secuestradores”.

Moreira y los llamados verdes quieren poner a la sociedad en la situación de bestialismo, la cual es propia precisamente de los homicidas de personas secuestradas. Si aquella conducta es hoy rechazada, mañana todos seríamos iguales bajo las leyes propuestas por esos personajes. Hay demasiadas experiencias en la historia: ser igualmente bestial que el bestializado. En la vorágine de las venganzas bestiales, bajo una nueva barbarie, la mayoría que antes condenaba el asesinato y el secuestro comenzaría a matar o a festejar el asesinato legalizado. Pero, ¿han de ser los secuestradores nuestros maestros?

Pero ni Moreira ni los llamados niños verdes creen que en México se vaya a restablecer la pena de muerte. Lo que buscan es la simpatía de quienes, con afanes de venganza, creen erróneamente que la pena de muerte puede ser una respuesta válida y efectiva a un fenómeno delincuencial que tiene su base en las características del Estado nacional mexicano.

La pena de muerte y la prisión perpetua –versión de Felipe Calderón sobre lo mismo— no podrían resolver en absoluto el flagelo del secuestro y homicidio. Ningún aumento de penas ha sido alguna vez una solución a fenómenos de delincuencia. La pena mayor no detiene a ningún delincuente y tampoco las penas extremas. Lo que busca el delincuente es la impunidad total sin medir el riesgo de perder la vida. Las soluciones se encuentran en una adecuada combinación de reformas al Estado y una reducción drástica de las impunidades, pero no sólo de los secuestradores sino de todos los delincuentes, incluyendo a las mafias políticas.

Se intenta manipular sentimientos elementales e ignorancias prohijadas por el Estado mismo. Es así como se trata de engañar a mucha gente para buscar su voto con un discurso bestial. Es así como se trata de capitalizar un grave problema que tiene México pero sin aportar absolutamente nada a su solución.

Ahora ya no sólo habrá que luchar contra aquella delincuencia bestial sino contra el bestialismo de políticos audaces y mendaces.

Publicado en Milenio

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