Chaqueteros
Carlos Marín
1ro. Diciembre 08
A finales de julio, cuando el ex candidato a la vicepresidencia demócrata de los Estados Unidos, el senador (por Connecticut) Joe Lieberman, estaba en Florida para incitar votos a favor de John McCain, Radio Miami recordó así su cambio de chaqueta:
Con los votantes floridanos de la vecina ciudad de Hollywood, se llevó una inesperada y desagradable sorpresa. En su improvisado discurso, Lieberman le dijo a la escasa audiencia:“Hace ocho años vine a este mismo lugar, mis queridos amigos judíos y cubano-americanos de esta acogedora ciudad de Hollywood, para pedirles su voto a favor de la candidatura del Partido Demócrata que encabezaba el entonces vicepresidente Al Gore, a quien yo acompañaba en la boleta como candidato vicepresidencial. Han pasado sólo ocho años de aquella visita aquí, a Hollywood, y hoy vengo ante ustedes en esta misma tribuna, en este mismo lugar, a pedirles el voto, no para el candidato demócrata Barack Obama, sino para el candidato republicano John McCain. ¿Saben ustedes por qué…?”.
Y del fondo del salón se escuchó una voz en español y con marcado acento cubano que le respondía al senador cambiacasaca: “¡Porque te vendiste, porque te vendiste…!”.
La anécdota viene a cuento por el chaqueteo que se dio el sábado en Chalco, Estado de México, con el cambio de camisetas amarillas del PRD por naranjas de Convergencia.
Si bien puede ser “de sabios cambiar de opinión”, el proverbio se aplica sólo a quienes rectifican en aras de algo mejor y positivo desde el punto de vista ético y lógico. En los movimientos políticos, las escisiones, búsqueda de nuevas opciones y cambios de partido son inclusive plausibles, siempre y cuando la muda de siglas, de casaca, de chaqueta o de playera se dé por una opción superior para beneficio colectivo.
No es el caso de lo sucedido el sábado en Chalco, donde varios miles de militantes de la corriente Nuevo Espacio desertaron a Convergencia porque, según pretextó el presidente municipal (Vicente Onofre), en el PRD “nunca fuimos atendidos ni nos dieron espacios para alcanzar nuestros objetivos sociales”.
La tardía coartada es tan falsa como cierto que, de no ser por el partido, la alcaldía no habría sido perredista, y lo real es que el chaqueteo se dio porque la dirigencia nacional quedó en manos de la corriente Nueva Izquierda, de Jesús Ortega, la que frente al lópezobradorismo representa la izquierda racional y viable; la que sabe que una izquierda sin democracia es un simple cacicazgo como todos: de derecha.
A los decolorados y repentinos “convergentes” les viene a pelo la definición que los diccionarios dan al gráfico adjetivo chaquetero: Dícese de quienes cambian de causa o partido. Chaquetea quien cambia de opinión por conveniencia personal. Adulador. Dicho de una persona: servil, rastrera; que cambia de ideas, especialmente políticas, por intereses propios. Acomodaticio, adaptable, interesado, camaleón...
Publicado en Milenio
No hay comentarios:
Publicar un comentario