Joel Ortega Juárez
Sábado, 6 Diciembre, 2008
Cincuenta años después de la gran rebelión trabajadora muere Othón Salazar. Junto con Demetrio Vallejo y Valentín Campa, protagonizó el mayor y más radical intento por sacudir a los trabajadores del yugo del charrismo sindical.
Los ferrocarrileros, encabezados por Vallejo y Campa, los maestros de primaria del DF de la sección 9 del SNTE, bajo el liderazgo de Othón Salazar, así como otros núcleos de petroleros, los chimales, los electricistas, tanto los del SME como los que ya empezaban a aglutinarse en torno a Rafael Galván y los telefonistas dirigidos por Avecia y Velasco, todos estos movimientos de trabajadores sacudieron al aparato corporativo construido desde el Estado y con ello inauguraron un largo e intenso camino hacia la transformación política del país.
En aquellas extraordinarias e inolvidables jornadas conocí al maestro Othón. Se realizaba una asamblea sindical en el auditorio de la sección 9 en la calle Belisario Domínguez, en el Centro, yo acompañaba a mi mamá. De pronto entre la gente tomó la palabra un chaparrito y las maestras, entre ellas María Juárez, mi madre, se entusiasmaron con su oratoria.
En poco tiempo Othón era el líder indiscutible de los maestros. Contra la corriente condujo al movimiento y éste llegó, por primera vez en la historia social del país, a tomar el edificio de la Secretaría de Educación Publica donde están los murales de los otros tres grandes.
Othón hablaba diariamente, una vez por la mañana y otra por la tarde. Las horas se contabilizaban en grandes cartulinas colocadas al lado de la tribuna. Desde ahí Othón examinaba el curso del movimiento y del conjunto de la situación política nacional.
Dos años después realizaba la misma labor durante la ocupación de la Normal, ahora incluso se refería a Fidel Castro y la Revolución cubana.
Esa fue la intensa escuela política que cursamos, con el maestro Othón.
Apenas hace unos meses —el 10 de junio del año en curso— visitamos a Othón en su departamento modestísimo de Tlatelolco. Fuimos juntos mi hijo y yo, a saludarlo y pedirle nos autografiara el libro biográfico recién publicado por Amparo Ruiz. Fue inolvidable.
Othón simboliza la resistencia tenaz contra un poder anacrónico y absurdo, incluso dentro del sistema capitalista, es insoportable continuar padeciendo la existencia del charrismo sindical. Ése es un reto ineludible.
El entusiasmo es la más grande amenaza para el orden social, decía Raúl Jardón, así sea Othón.
Publicado en Milenio
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