20 jul 2009

La izquierda se va a ir al demonio…

La izquierda se va a ir al demonio...

Juan P. Becerra-Acosta

20-07-09

A raíz del desastre electoral que sufrió el PRD el 5 de julio (tuvo un raquítico 12% de votación que lo dejó en un lejanísimo tercer lugar), el miércoles pasado Cuauhtémoc Cárdenas redactó una larga carta pública que denominó: “A los militantes del Partido de la Revolución Democrática: un último llamamiento”.

Es un texto duro y sensato. Cárdenas propone, para que se regenere la maltrecha izquierda electoral que resta en el país, varias cosas, de las cuales rescato tres que competen a los perredistas: 1. Que sean expulsados del PRD todos aquellos que compitieron por las siglas de otros partidos. Fueron 638 candidatos que no sólo se cobijaron bajo el PT y Convergencia, sino hasta en el PAN y el PRI. Los estatutos del PRD prevén eso: que deben ser expulsados. No es excesivo. Es lo que ocurre en cualquier partido del mundo.

Cuauhtémoc, para evitar una confrontación con Andrés Manuel López Obrador, no pidió su expulsión, a pesar de que éste hizo campaña abierta por el PT y Convergencia en la mayor parte del país (y por ende contra el PRD), lo que, de acuerdo con los reglamentos perredistas, le merecería el destierro de su partido. ¿Cuánto perjudicó López Obrador al PRD? Si nos vamos a los resultados, el daño sería de más de 6 puntos porcentuales (el PT consiguió 3.60% de los votos y Convergencia 2.51%). ¿En qué partido democrático del planeta se tolera que un líder tan importante haga campaña por otros partidos en perjuicio del suyo? Deberían expulsarlo. No es un linchamiento. Es un asunto de congruencia y legalidad partidista.

2. Cuauhtémoc exige la renuncia de la dirección del PRD tanto por el resultado electoral como por no aplicar lo normatividad interna. Normal, ocurre en cualquier democracia cuando un partido recibe tal azote electoral: sus dirigentes se van. Es un asunto de dignidad. De ética. En el PAN ocurrió: Germán Martínez tuvo la decencia de renunciar luego de la paliza que le propinó el PRI. Pero no: Jesús Ortega y los suyos dicen que nada, que ellos ni renuncian por el revés en los comicios federales, ni mucho menos se van por no expulsar a sus traidores. Que van “a reformar al partido”. ¿Cuál partido?

Y 3. Cuauhtémoc propone la refundación del PRD previa disolución de sus corrientes orgánicas y previo establecimiento de filtros de admisión.

Por supuesto que no va a ocurrir nada de todo esto. Y en cambio sí va a pasar lo que advierte Cuauhtémoc: en 2012 el PRD quedará en el tercer lugar electoral con un testimonial 5%. A menos que las bases se rebelen. Pero lo dudo: documentada su antropofagia, la izquierda electoral se va a ir al demonio…

Publicado en Milenio


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