Román Revueltas Retes
22-03-10
La izquierda que necesitamos no es la de esos oportunistas que, recién desembarcados de otros partidos por una razón tan perentoria como no haber obtenido algún cargo, aterrizan en un PRD que los recibe con los brazos abiertos aunque ellos vengan nada más a ver qué sacan. Y así, se pavonean por ahí a varios impresentables que no tendrían que hacer nada en una agrupación tan respetable como cualquier otra franquicia política (más allá de la poca monta que tiene nuestra partidocracia y, desde luego, sin mencionar siquiera el terrible desprestigio que llevan encima nuestros politicastros).
Lo que quiero decir es que un Graco Ramírez o un Jesús Ortega —el primero solicitándole al supremo Gobierno cubano una visa para ir él mismo a ver cómo están las cosas y entrevistarse con esos opositores que, suponemos, no figurarán en la agenda del presidente Calderón cuando decida personarse en la isla (siguiendo la rancia tradición de todos sus antecesores) y el segundo, enhorabuena señor, pidiendo de manera muy prudente a ese mismo supremo Gobierno cubano que atienda las no menos prudentes peticiones de los disidentes— un Graco Ramírez y un Jesús Ortega, repito (por cierto, la anterior parrafada se la dedico a un lector que se fastidia mucho con mis larguísimas frases aunque reconoce, mira tú, que hablo de “temas interesantes), se encuentran en las antípodas, por ejemplo, de esa doña Polevnsky (como se me atraviesa el alias que se inventó, coño, cada vez que lo tengo que garrapatear debo mirar otras notas o reportajes; ¿por qué diablos no conservó su Pérez o Martínez o García o Ramírez de origen en vez de andar de trepadora wannabe Jewish siendo que, encima, si Hitler anduviera en el vecindario la mujer nos saldría más aztecoide-tarasca-totonaca que la Malinche), de esa doña Polevnski, repito de nuevo, y de otros desastrados tales que el Guadarrama de Hidalgo o el Fernández Noroña que se mudó al PT. Limpien la casa perredista, señores, y se ganarán el aprecio de mucha gente.
Publicado en Milenio
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