Juan Pablo Becerra-Acosta
Durante los primeros días todo fue cordialidad en medio del diferendo: uno decía que no estaba de acuerdo con el otro, pero que lo respetaba; el otro afirmaba que disentía de la posición de su correligionario, pero que el aludido estaba en su derecho de opinar lo que quisiera. Batallitas semánticas de terciopelo que duraron hasta el fin de semana, cuando el tabasqueño decidió poner límites: “Es una traición”, declaró sin matices en alusión al activismo del chilango en el Estado de México, donde éste reafirmó que PRD y PAN deben establecer una coalición.
Es probable que en las próximas horas ambos atenúen sus tentaciones guerreras y declaren cortésmente que no pasa nada, pero lo cierto es que ambos iniciaron ya una guerra que no pueden evadir si pretenden ser candidatos presidenciales únicos. Se estorban mutuamente. Y como ocurre en muchas empresas, no caben dos generales. Eso dicen, eso piensan. Y se van a destazar. Cordialmente a veces, sutilmente en ocasiones, brutalmente de vez en cuando, pero se tienen que aniquilar mutuamente.
En López Obrador francamente no veo la menor intención de declinar a favor de nadie. Cuando lo cuestioné al respecto hace tiempo, un amigo muy cercano a él me juró que sí lo haría. Hoy enmudece cuando le repito la pregunta: “Vaya como vaya en las encuestas, no va a declinar, ¿verdad?”. No, me dice su silencio.
Ebrard, al día de hoy, ya está convencido de lo mismo: que es su “misión” ser presidente. Que sólo él puede acercársele a Enrique Peña Nieto. Sin embargo, todavía hay en él —me dice uno de los suyos— un atisbo de sentido común: él sí declinaría si se percata de que, en el momento decisivo, va muy por debajo de López Obrador en las encuestas. A ver…
En cualquier caso, su guerrita es inútil: de acuerdo con la encuesta en vivienda a escala nacional más reciente que conozco (Reforma), el priista destazaría hoy a cualquiera de los dos: 43 por ciento (%) contra 24% a López Obrador, y 44% contra 19% a Ebrard (Santiago Creel por el PAN tendría 15%). Y si ambos fueran candidatos, igual de lejos quedarían: Peña 38%, López Obrador 21%, Ebrard 10%. Creel, 13%.
Tendrían que unirse… declinar ambos y buscar una candidatura alterna y eficaz para la izquierda.
Guerra inútil, estéril, viaje de egos simplemente, como suele suceder en la política mexicana, en la que todo es codicia…
Publicado en Milenio
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