
Imaginemos, queridos lectores, un país en el que más de la mitad de la población vive en la pobreza, en que una cuarta parte o más sobrevive en la miseria, donde la procuración de justicia es ineficiente y parece reservada para los pudientes, la educación pública es tan mala que quien puede paga la privada, y el sistema de salud no alcanza, pese a sus mejores intenciones, a cubrir adecuadamente a quienes más lo necesitan... Continúa...
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