18 ago 2008

La estupidez crónica de la izquierda

La estupidez crónica de la izquierda
Rafael Cardona
18 de Agosto de 2008

Cuando uno ve el edificio de Benjamín Franklin cerrado y con un cartel de clausurado, igual a la manta gigantesca con la cual estos mismos patriotas revolucionarios y demócratas cubrieron hace meses la tribuna de la Cámara de Diputados no queda sino reírse de ellos.

Crónica en español quiere decir relato de las cosas en el tiempo, pero también significa condición permanente. La evolución de una enfermedad crónica puede ser relatada y de ella se hace una crónica. Un detalle del paso del tiempo. Recuerdo una crónica maravillosa de un periodista francés, Jean Francois Rêvel, quien escribió a lo largo de tres meses un relato pormenorizado de cómo avanzaba el crónico cáncer hasta matarlo.
También tengo en la mente a Julio Derbez con su Crónica del intruso, con un afortunado y diferente final.

Pero no es esta columna acerca de estas lecturas, sino de otra cuestión crónica, ésta en la vida mexicana: la facilidad como la izquierda se envenena a sí misma con altas dosis de dogmatismo, intolerancia, aprovechamiento innoble, estulticia a mares; fariseísmo, fantasía, mercantilismo e innumerables traiciones.

Cuando uno ve el edificio de Benjamín Franklin cerrado y con un cartel de clausurado, igual a la manta gigantesca con la cual estos mismos patriotas revolucionarios y demócratas cubrieron hace meses la tribuna de la Cámara de Diputados no queda sino reírse de ellos.
“…Pero no nos prestamos a la provocación. Esa etapa ya ha terminado. Iremos de nuevo a la calle, a analizar los problemas inmediatos del país, a examinar los actos del gobierno, a iniciar una etapa diferente en la vida de México, para que nuestro programa, que ahora se incorpora al rumbo del poder público (el gobierno de Ruiz Cortines), se lleve a cabo en breve plazo. ¡A trabajar por ese programa! La victoria ha sido enorme, pero pequeña junto a las que nos esperan. ¡Los compañeros que se cansan de luchar que se vayan a sus casas! Otros se quedarán”.

Eso lo dijo Vicente Lombardo Toledano en 1952. Los ingredientes del discurso son los mismos: el programa de una revolución proletaria o en beneficio de los pobres, según el caso; el avance de las causas justas, la calle como escenario natural de la dignidad política, la denuncia de los provocadores, el desprecio de los diferentes; la analogía permanente entre la agitación política y el trabajo; el “stajanovismo” de la movilización de masas…
“…Que se vayan a sus casas….”

Hoy los mismos grupos por cuyo enfrentamiento el PRD lleva meses y meses sin ser capaz de resolver una simple elección interna, mientras medio país se burla de ellos, pretenden realizar un Consejo Nacional pero los ingredientes de su explosivo y purgante cóctel son los mismos. Nueva Izquierda contra Izquierda Unida, el pejismo contra el chuchismo. Y en eso se van a llevar la vida mientras otras corrientes políticas, con pleitos, broncas y pendencias, van más o menos en el arreglo de sus circunstancias y el avance de sus posiciones.
¿Adónde va un partido cuyo ejemplo mayor de talento político es el señor Gerardo Fernández Noroña? Pues de seguro no va a la victoria.

Hoy tienen una sede clausurada y una sesión política en domicilio casual y transitorio. Les impidieron usar el centro de convenciones de Abraham González y avenida Morelos y se fueron con la música a otra parte. Se marcharon del DF y hallaron cobijo en Ciudad Nezahualcóyotl, al pie de un enorme coyote rojo.

Guadalupe Acosta Naranjo, presidente sustituto —podría serlo hasta el año 2010—, no goza de la simpatía de AM López quien ha lanzado al ataque a sus “adelitos”.
“Aquí vamos a estar —dijo Gerardo el Magnífico—, hasta que Acosta Naranjo dimita del cargo. Propusimos a Lázaro Cárdenas Batel para que se quede al frente del partido.”
Y don Lupe, amagado en sus oficinas casi como los disidentes atacaron a Carlos Romero Deschamps, pero sin golpeadores para reventar la ocupación, se les queda mirando y nomás les dice:

“No acostumbro recibir órdenes y no estoy de acuerdo con que el Consejo Nacional sea sustituido por San Luis… Potosí”.

Si estos hubieran estado en los juegos olímpicos de Pekín, todavía estarían azuzando a Minoran Cavic para pedirle al COI, un “dedo por dedo, alberca por alberca” y quitarle la medalla de oro a Phelps cuyo triunfo se dio nada más por lo negro de una uña. Ya habrían invadido y clausurado el “Cubo de agua” y el serbio sería hoy “medallista de oro legítimo”.

Publicado en Crónica


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