16 Diciembre 08
En respuesta a diversos correos enviados a este espacio, a los comentarios publicados en MILENIO Diario y, por supuesto, a la explicación que merecen los miles de electores que en 2006 votaron por los senadores de la coalición Por el Bien de Todos, procedo a exponer las razones que motivaron mi cambio de grupo parlamentario en el Senado, del PRD al PT.
1) Senador de una coalición, no de un partido: en 2006 fui electo senador de una coalición integrada debidamente por tres partidos políticos (PRD, PT y Convergencia). Si dicha coalición electoral se sostiene posteriormente como un frente legislativo, es posible representar en el Congreso, de manera individual o conjunta, a cualesquiera de las organizaciones integrantes. Así lo permite la práctica parlamentaria. Tal es el caso de la coalición Por el Bien de Todos (PBT), que después de las elecciones se transformó en Frente Amplio Progresista (FAP).
2) Afinidad, convergencia y permutabilidad: La afinidad, la convergencia y la permutabilidad son principios inherentes a un frente legislativo como el FAP. De hecho, son principios reconocidos en el FAP, que establece la obligación solidaria de apoyar en todo momento a las organizaciones integrantes. La afinidad alude a los principios comunes entre PRD, PC y PT. La convergencia se refiere a los planteamientos programáticos de gobierno que comparten las tres organizaciones. Mientras que la permutabilidad alude a la posibilidad de cambiar, transitar o mudar entre los miembros de las organizaciones coaligadas, sin perder su filiación original. Con base en estos principios, la senadora Josefina Cota, el senador Francisco Javier Obregón Espinoza, ambos del PRD, y la senadora Rosario Ibarra de Piedra, en su calidad de legisladora independiente, decidieron en 2006 formar parte del grupo parlamentario del PT, a fin de que pudiera constituirse el FAP con las tres organizaciones de izquierda que habían conformado la coalición Por el Bien de Todos. La permutabilidad entre los afines permitió precisamente a la compañera Josefina Cota regresar al PRD sin ser considerada traidora, saltimbanqui o tránsfuga del PT, mientras que ese mismo principio me permitió ahora integrarme al PT, conservando mi filiación original al PRD. Quienes consideran que hubo cambio de camiseta, olvidan mencionar que la camisa sigue sin cambio y es de la misma marca, el FAP.
3) Títeres de AMLO: Lo simple es pariente de lo burdo. La amlofobia desatada desde 2006, y que parece no tener fin, atribuye a los designios de López Obrador cualquier movimiento o decisión al interior del PT, Convergencia, un sector del PRD y del mismo FAP. Lo que realmente hizo AMLO fue comentar a un grupo de senadores del PRD la situación precaria en la que quedaría el FAP si el PT se disolviera como grupo parlamentario. Las opciones eran dos: permutar un mayor número de legisladores perredistas al PT o simplemente cubrir el espacio que dejaba la compañera Josefina Cota. Optamos por la segunda opción, para evitar abonar la imagen negativa de una deserción o conspiración inexistente. Convencido en lo personal de que el FAP es un proyecto político que puede trascender a los partidos integrantes y de que tiene futuro como una instancia unificadora de la izquierda, decidí pasar a formar parte del grupo parlamentario del PT, a fin de refrendar su vigencia parlamentaria.
4) Es un asunto de dinero: De manera mezquina se pretende reducir la permanencia del PT a un asunto de pesos y centavos. Notoriamente es la fracción que menos prerrogativas recibe, pero es contra la que más se ensañan. Si realmente la preocupación es por el presupuesto que maneja esta fracción, habría que levantar la vista a los lingotes de oro que administran discrecionalmente los grandes y no a los cacahuates que corresponden a los partidos emergentes. PAN y PRI reciben diez veces más que el PT y la opacidad es la norma de operación vigente. La transparencia, en efecto, es un asunto pendiente de grandes y pequeñas fracciones parlamentarias, de todo el Congreso de la Unión, no de una fracción.
Por último, lo de fondo: ¿si el PRD, Convergencia y PT son afines y compatibles, por qué no crear una nueva organización de izquierda? En el mediano plazo ése debe ser el objetivo del FAP. Integrar orgánicamente al PRD, PT y Convergencia para evitar que la división de las izquierdas pavimente el camino al bipartidismo conservador que la derecha sueña construir desde hace años para seguir dominando al país.
Publicado en Milenio
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