18 sept 2009

Entre Churchill, Marcelo y Benítez Treviño

Ciro Gómez Leyva

18-09-09

Marcelo Ebrard dedicó las primeras 12 páginas de su tercer Informe a criticar y culpar al gobierno federal. Hizo una pausa de un párrafo para decir que no pretendía con ello “desvanecer o eludir responsabilidades”, y le siguió zumbando al panismo-calderonismo en las siguientes cuatro páginas.

De la 16 a la 54 practicó el autoelogio, que matizó con breviarios como éste: “Soy el primer crítico, no estoy ni confiado ni satisfecho”. Me llamó particularmente su paráfrasis a Winston Churchill, quien glorificó a la fuerza áerea británica que contuvo los ataques de Hitler con el memorable: “Nunca tan pocos hicieron tanto por tantos”. En la embestida contra lo que oliera a PAN o calderonismo, Ebrard leyó: “Nunca tantos fueron afectado de esa forma por tan pocos”.

Es decir, la culpa es del otro, el pendejo es el de enfrente. ¿O sería una autocrítica a la gestión perredista en la Ciudad de México en los últimos 12 años? Doce años ya.

Cambio de sede. El hasta hace días secretario general de Gobierno del Estado de México, hoy diputado federal, el priista Humberto Benítez Treviño, le receta al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont: “Ahora resulta que estamos mejor que cuando estábamos peor (…) En estado de derecho y seguridad están reprobados, porque hoy los mexicanos somos rehenes de la delincuencia organizada”.

¿Y los mexiquenses, Humberto?, le pregunto. “Pensamos que hay que establecer un ciclo armónico en materia de justicia, porque estamos viviendo una crisis axiológica que amenaza los cimientos…”, etcétera, responde. ¿Y la violencia y pobreza en los municipios mexiquenses; y los presupuestos fantásticos; y el poder del gobernador Peña Nieto? ¿De qué se hacen cargo, Humberto?

Lo dicho: el pendejo es el de enfrente.

Publicado en Milenio

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