14-03-10
En el DF, el gobierno local y algunos medios se han lanzado a una cruzada sacrosanta contra la vida nocturna. Sin empacho, exhiben y hacen escarnio —en horario estelar de televisión— de quienes al caer en los inconstitucionales retenes del alcoholímetro les sale lo tarado y prepotente, y transmiten notas seriadas de las tragedias ocurridas con alcohol de por medio, como si cada tequila, cuba o mojito fuera una bala.
Por fortuna, se abrió recién la discusión sobre ampliar el horario de cierre de los restaurantes, bares, discotecas y centros nocturnos, que supuestamente tras las reformas promovidas por Marcelo Ebrard, para apaciguar a la opinión pública por la tragedia del New’s Divine, es a las dos de la madrugada.
La propuesta es que haya establecimientos que puedan operar hasta las cinco de la mañana; suena bien, sin duda, pero resulta que los diputados panistas que la promueven quieren que los dueños de los antros y bares se conviertan en una suerte de alcoholímetros y que los noctámbulos sean algo así como inspectores ciudadanos de los establecimientos.
¿Dónde queda, entonces, la obligación del gobierno de verificar que los locales de diversión nocturna operen en condiciones de seguridad y calidad? Al final, a todos los que se desgarran las vestiduras porque la Ciudad de México exige su derecho a ser mayor de edad, cosmopolita y lúdica, como corresponde a una capital al nivel de cualquier urbe del mundo, se les olvida que los ciudadanos y turistas que quieren salir de noche a buscar múltiples experiencias no son los culpables de las tragedias y los accidentes.
Los responsables directos son las autoridades incapaces de garantizar que los establecimientos nocturnos sean seguros, que no expendan alcohol adulterado y ofrezcan servicios de calidad. Quienes son responsables de que haya conductores alcoholizados circulando en la madrugada son los gobiernos que no pueden darle al Distrito Federal un transporte eficiente. Los que no permiten que los chilangos se bajen del coche son los que no pueden garantizarles que no serán asaltados o violados por salir de noche sin auto.
Ellos son los culpables, lo que se llenan los bolsillos y las bolsas para las campañas con el dinero de la corrupción, y que con el nuevo Instituto de Verificadores del Gobierno del DF quedarán todos bajo las órdenes directas de Marcelo Ebrard.
Publicado en Milenio
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