10 jul 2010

Aliancismo restaurador, madruguete: simulación

Joel Ortega Juárez

10-07-10

La estrategia camachista consiguió victorias importantes y despertó la ira legítima del Peje.

Más allá de la discusión, un tanto imbécil, en torno a las alianzas, que muestran el primitivismo político de los actores y sus correspondientes analistas y comentaristas alrededor de un tema que no tiene ninguna condición extraordinaria en ninguna actividad humana y hasta animal: las alianzas para alcanzar un objetivo y derrotar o deshacerse de un obstáculo operan aquí y en China, tienen decenas de miles de años o incluso centenares de miles, pues existen desde la prehistoria.

Desgarrarse las vestiduras por su aparición abierta no hace más que exhibir las taras priistas del sistema que aún sigue siendo hegemónico entre la clase política y sus epígonos y beneficiarios de siempre.

Ocurrió, sin embargo, un fenómeno curioso: en tres estados, bastiones del PRI descarado, Puebla, Sinaloa y sobre todo en Oaxaca, se produjo un plebiscito antipriista. La gente manifestó su rechazo al PRI... pero lo hizo votando por priistas.

Lo que muestra, entre otras cosas, que a falta de pan, tortillas.

Es decir: ante la ausencia de opciones autónomas en el menú electoral, la gente vota contra el PRI.

Muchos se han dedicado a contar los perdedores y ganadores de los resultados electorales del domingo pasado, no faltan balances acertados en cuanto a los datos aparentes y sus beneficiarios.

Suena cómico escuchar y leer críticas de integrantes de los partidos, escandalizados por la alianza contra natura PRD-PAN, cuando no les produce ningún escozor ser miembros y beneficiaros de cargos de elección de un partido fundado, dirigido y promotor de caudillos priistas como AMLO, Ebrard y el jefe del DIA, el exitoso izquierdista Manuel Camacho, pareja política de Carlos Salinas por casi 30 años.

Como era previsible, si el aliancismo obtenía victorias, AMLO resultaba el principal perjudicado.

Su madruguete es la mínima respuesta para frenar a Ebrard y a su estratega y jefe Camacho. No miente el Peje cuando afirma que el PAN y el PRI son semejantes por su condición derechista y sus intereses oligárquicos, omite registrar características similares en el PRD y sus aliados PT, y no se diga Convergencia.

Hay un aspecto no desdeñable en todo este sainete: el comportamiento ciudadano de cientos de miles, que han reiterado su opción electoral para evitar la restauración del priismo descarado en el 2012. Cuestión nada despreciable, salvo para los delirantes.

Publicado en Milenio

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